COMO NUEVA (6) LA CASA DEL FORAT

Es una forma de llamarla, pero seguro que todo el mundo la conoce así, aunque su dirección sea C/San Agustín 1 (y actualmente hace esquina a la plaza de la Santísima Faz). Y digo lo de actualmente, porque hace un tiempo, ahí había una pequeña manzana de casas con una calle en forma de L, llamada C/Guzmán ,antes calle del Correo (información facilitada por Alfredo Campello).

Bueno, el caso es que casi ha finalizado la rehabilitación de la casa. Externamente no es que haya mucha diferencia entre antes y después, si acaso la carpintería que era de madera pintada en gris, se ha convertido en otra con los perfiles bastante más gruesos, de aluminio (o PVC) y supongo que cristales aislantes. La verdad es que se podrían haber esmerado un poco más (yo no sé si al final hubiera quedado más estético hacer un solo cristal en cada puerta o haberle puesto unos falsos perfiles y además de color gris como estaba). Otra cosa que veo inalterada son los las bandejas de piedra de los balcones, pero supongo que a pesar de esos desniveles, estarán en buen estado, por lo menos han conservado los cortineros, que supongo que en un futuro albergarán persianas alicantinas.

Lo que al parecer se ha modificado y mucho es el interior, porque se le ha puesto hasta ascensor. En todo caso, siempre es una buena noticia para el maltrecho patrimonio histórico alicantino.

La pena es que es un edificio que no está en el catálogo municipal, cuando los colindantes sí...

Estado actual, durante las obras y anterior. La última foto es de Panoramio de Ser Viajero.

Y aunque no está asociada directamente a la casa ni a su ocupante más famoso (el bar El Forat), sí que lo está en mis recuerdos, aunque no a su actual emplazamiento, sino al original de la C/Cisneros y es la fabulosa Antoñita Peñuela que nos canta "La espabilá" una copla ye-yé que recomiendo escuchar con atención. Trágicamente desaparecida a los 28 años en un accidente de tráfico, esta lorquina (aunque valenciana de adopción) de potente voz, tuvo varios éxitos que perviven 36 años después de su fallecimiento.