El Mercado Central fue durante mi niñez un martirio (y chino) que sufría por obligación. Mi madre me tenía que llevar a rastras porque claro, no me iba a dejar con pocos años solo en casa, así que me llevaba con ella porque tampoco le hacía gracia dejarme con ninguna vecina y la familia la teníamos toda lejos. Y ahí empezaba el calvario: venga a dar vueltas por todos los puestos a ver lo que comprar, si este pescado estaba más fresco que el otro (y con cuidado de que te dieran lo que habías pedido y no te pusieran el puñao de sardinas de hacía dos días que estaba escondido bajo las fresquísimas) y yo deseando irme a casa y protestando y no entendiendo porqué puñetas compraba esos plátanos y no los otros.
Recuerdo el Mercado siempre lleno, a rebosar de gente, con el suelo de cemento, siempre encharcado del agua que caía de los puestos de pescado. Las vendedoras con unos delantales blanquísimos y voceando el producto que vendían y a una altura muy superior al comprador: ignoro porqué razón estaban en unas tarimas tan altas, aunque supongo que era para llegar con más facilidad al extremo de los mostradores. Y sobre todo, la máquina de picar hielo que estaba a la entrada de la C/Capitán Segarra y que hacía un ruido infernal (pues eso: moliendo hielo).
Aquí tenéis unas fotos de puestos de diversas épocas y como véis, la distribución del género era muy distinta a la de ahora...
Fachada de Alfonso el Sabio con árboles...
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José Devesa y Manuel Lloret: unos clásicos de la carnicería.
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Estaban en Fogueres.
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Peixet fresqueeet!
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El companaje, los quesitos...
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Una imagen impensable hoy: el vendedor fumando, mientras le pesa el bacalao a la sra.
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Panadería: había dos puestos entre las tres puertas que dan a la C/Quintana (hoy plaza).
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Carrito de plátanos, delante de la plaza de las verduras.
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Otro puesto, jeje...
Fotos del libro editado por la Foguera Mercado Central
Precioso Kiko. Una maravilla de artículo.
ResponderEliminarEl señor de la panaderia, ademas vendia capazos? (estan colgados). Parece que vendiera tambien rollitos morenos.
ResponderEliminarGracias Juanjo. Pues eso parece que el hombre tenía de todo, jejeje. Bueno, es lógico que venda rollitos morenos y de anís. Lo que más recuerdo de estos puestos son las que entonces me parecían enormes cocas de molletes, sobre unas llandas negras ¡qué buenas!. Aunque sinceramente creo que es un tipo de torta o coca salada (probablemente la más auténtica de aquí) que la gente de fuera no entiende demasiado (la encuentran un poco seca, aunque a mí me gusta muchísimo). Otra cosa de la que no me acuerdo es si esas bolsitas de papel colgadas (que en otras fotos también aparecen), las cobrarían o serían para cuando se compraran las cosas especiales, porque lo normal es que cada uno se llevara la bolsa de tela para el pan (tema de rabiosa actualidad).
ResponderEliminarMuy buena entrada por las fotos, y sobre todo por tu experiencia de niño en el mercado.
ResponderEliminarQué curioso que yo tengo unos recuerdos parecidos, aunque de otra época y otro mercado diferente: El Mercado Central de Yecla en los ochenta, con la pescadería de la Susi, las frutas de la Bernarda, que siempre guardaba los mejores plátanos para mi abuela (o eso decía ella), las pastas de los jumillanos con sus rollicos de anís y naranja y sus galletas de coco... y el agüilla del pescado serpenteando por los pasillos (aunque aquí los "pescateros" llevaban delantales verdes con rayas negras), el peculiar olor de la carne recién cortada, el ruido de la máquina laminando companaje... los encurtidos (aquí llamados "agrezos"...). La diferencia es que a mí me encantaba ir al mercado.
ResponderEliminarI què em dieu dels pans del forner, se suposa que pastats i cuits com cal, acostumats com estem al succedani de pans –amb la massa congelada- que ens vénen ara per ara en les tendes?
ResponderEliminarPaco, el peu de l´última foto, “Otro puesto, JEJE”, en fi... El cognom “Moltó” també se les porta, perquè en valencià vol dir “mascle de l'ovella; cast. carnero.” Devia ser una carnisseria molt completa.
Pesando el bacalao a la señora y como dice Carles ese jeje es sospechoso......yo no sabia lo del molto, pero claro en la foto pone que venden cabritos. Jajaja.
ResponderEliminarMuchas gracias Ensayista. Agrezos: qué palabra tan curiosa! aunque desde luego parece muy acertada...El pà, sempre ha segut una cosa no massa bona a Alacant, perque degut a la gran humitat que tenim casi sempre, se ha posat blanet i no dur. Jo, com diu Monono, tampoc sabía lo de Moltó, per a mí sempre ha segut un cognom molt alacantí, però bueno: ara té més sentit que fora carnisser.
ResponderEliminarJeje: no sé lo que hay en el peso, pero lo primero es bacalao, no? así que supongo que se lo estaria pesando (una pieza).
Que bonitos recuerdos!
ResponderEliminarMe ha encantado, las pocas veces que acompañé a mi madre a Campoamor todavía me duelen, y sin embargo ahora el Mercado es un placer de sábado por la mañana.
ResponderEliminarJejeje, Campoamor era un martirio, sobre todo en verano que te podía dar una insolación. Al nuevo de la C/Teulada no he ido aún. A ver si este inviernmo, aunque me parece que el tema de la insolación sigue vigente, porque además de gastarse el dinero asfaltando un terreno que ya estaba asfaltado, quitaron todos los árboles que se habían plantado y creo que no los han repuesto.
ResponderEliminarMe ha resultado muy emotivo leer tú artículo, ya que yo también fuí una niña que acompañaba a su madre al Mercado.
ResponderEliminarEl puesto en el que vendían los rollitos morenos y de anís lo regentaba un chavalín que en la actualidad tiene un magnífico puesto de pan y bollería entrando a mano izquierda, creo que se llama PACOTONO y Vicente Molto sigue vendiendo un excelente cordero ^_^.
Dentro de unos años los de la memoria histórica tendrán poco trabajo porque tú nos recuerdas lo que fuímos y por lo tanto lo que somos.
Gracias KIKO
Lola
La del carrito de plátanos es Antonia García, es mi madre,jeje. Antes que ella trabajó mi abuela en el carrito, y años después yo también vendí plátanos ya en el puesto del mercado.
ResponderEliminar¡Qué entrañables los carritos de los plátanos! Estaban en la prolongación de la C/Quintana en la calzada que dividía al edificio de las carnes y pescados del de las verduras.
ResponderEliminarEl panadero Ripoll ¿no tendrá nada que ver con uno que ahora anda "manque nos pese" por el Puerto?
ResponderEliminarPues "El Portuario" viene de familia de panaderos (creo que a su padre se le conocía como El Chato) y eran del horno de La Esperanza, en la C/San José, o sea que puede ser perfectamente...
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