domingo, 14 de abril de 2013

LAS LIBRERÍAS EN ALICANTE (leer nos hace libres).


Existe un tipo de comercio que nos alimenta, nos viste, nos equipa, nos enseña, nos retrata, nos fortalece, nos desnuda, nos lleva de viaje...
Es un lugar especial, no es una tienda al uso, no tiene colas diarias para comprar, y sus pacientes dependientes custodian miles de tesoros con la ilusión de que cualquier viandante se pare en su puerta y la cruce para ofrecerle todo cuanto tiene a su disposición.
 Pocos comerciantes pueden recibir a un cliente que vuelve con más ilusión y satisfacción que un librero. Y es que leer nos hace libres, alimenta nuestra imaginación y nuestro espíritu, y nos da las alas del conocimiento. Parece que la propia palabra lo diga: libre-ría. Y una ciudad con librerías es una ciudad culta y libre, y la nuestra hubo un tiempo en que tuvo muchas.
 Durante siglos, en Alicante, como en cualquier ciudad similar, tuvimos a nuestros pequeños libreros, esos comerciantes que estaban hechos de otra pasta, y cuyas tiendas eran auténticos paraísos no sólo para dar con el libro buscado, sino especialmente para descubrir lo que no se sabía que se iba a encontrar.
Eran pequeños laberintos de libros ordenados por temáticas o autores, en los que cualquiera se perdería, pero el librero era perfectamente capaz de dar con lo que necesitabas en cuestión de segundos.
Asesores de lecturas sugeridas por temáticas, buscadores de ese libro del que no recordabas el nombre, recomendadores de novelas o de textos académicos, o simplemente organizadores de pequeñas charlas literarias improvisadas... incluso combatientes de la resistencia cultural desde sus trastiendas durante los años de la represión y la censura mediante la circulación clandestina de obras prohibidas para que nunca fueran olvidadas y siguieran haciéndonos libres. Los libreros parecía que se alimentaran de letras y sueños.


Sin embargo, hubo un momento que el cuento se terminó, y al pasar la última página apareció una realidad bien distinta. Aquellos que durante años habían construido todo un eje cultural por la ciudad, empezaron a verse asediados por la fortaleza de las grandes superficies, que vendían (y venden) las publicaciones como señuelo para poder atraer más y más clientes hacia otras secciones, fagocitando cualquier atisbo de comercio independiente a su alrededor. Algunos, como los libros de texto escolares, casi se trataban como mercancías a granel.
 Y es que no nos engañemos, nuestra sociedad sigue leyendo, los hábitos se transforman y muchos consumen bestsellers como si fueran éxitos de Hollywood, incluso se venden libros infantiles de franquicias de dibujos animados como una extensión de los mismos, pero se lee, y mucho. También se lee literatura independiente, novelas desconocidas y de autores noveles, o clásicos de siempre. Algunos han pasado del papel a las pantallas, pero esto ha conseguido incluso que lean más.



La Librería Internacional ya desaparecida, fue fundada en 1963 por los hermanos Cremades. Fotos de época del llibret de la Foguera de La Rambla.
La Librería, C/Altamira 7. Junto con el Banco de Alicante, ocupaba el lateral derecho del edificio Amérigo. La fachada se mantuvo hasta que lo vaciaron totalmente para hacer el hotel. La foto es de Carles Vela y la información sobre el nombre, gentileza de Vicente N. Arraez.

Otra que ya no está: Laos. Según nos dice Antoni Biosca Bas "Como curiosidad se llamaba así, pero no por el país, Laos en griego clásico significa pueblo".
Un cierre reciente: Cilsa en Pardo Gimeno.
Lo que más ha cambiado es nuestro hábito como consumidores, que ha repetido el mismo patrón que afectó prácticamente a cualquier tipo de comercio, desde las tiendas de alimentación de barrio al zapatero de la esquina: buscamos lo instantáneo, el precio mínimo sin miramientos, y si puede ser, sin movernos de casa para explorar una apasionante tienda repleta de libros. Es un paradigma de nuestra sociedad actual.
 Esta imposibilidad de competir con gigantes de la distribución (Fnac, Amazon...), unida en parte a otros aspectos como el auge de nuevas tecnologías o los exigentes precios de las editoriales, fue el principio del fin de muchos pequeños libreros, pues el negocio de la cultura (sí, negocio) se había instalado en las manos de las grandes empresas.
 Sin embargo, todavía hoy podemos encontrar algunas pequeñas librerías supervivientes, auténticos tesoros urbanos, y ojalá que permanezcan muchísimo tiempo más. Su atención personal, y el placer de recorrer esas tiendas es algo tan especial que merece la pena ser vivido, antes de que sea una experiencia que sólo pueda ser conocida a través de fotografías (o novelas).
 Sirvan estas fotos como homenaje a la labor de aquellos libreros alicantinos, a su ilusión y dedicación durante años.





Pequeñas librerías de todo tipo: generalistas, especializadas, de lance...


Los grandes establecimientos con exclusividad o mezclando con otros productos, también nos surten de lectura.
Texto y fotos: RUBÉN BODEWIG
Pies de fotos y algunas de ellas: PACO
Y si hay un personaje universal en la literatura castellana, sin lugar a dudas es Don Quijote de La mancha y esa canción es la que nos sirve para poner música al asunto y lo hace la chilena Monna Bell que nos canta una composición de los grandes Augusto Algueró y Alfredo García Segura, llamada así: Don Quijote










20 comentarios:

  1. Segons em comenta Antoni Biosca Bas sobre Laos: "Per cert, és curiós que el títol no només era la paraula grega, sinó que també estava escrita en alfabet grec, aprofitant que les lletres lambda-alfa-omicron-sigma són molt similars a les lletres llatines". Mooltes gràcies Antoni!

    ResponderEliminar
  2. Manantial, en la calle del Teatro también estuvo muchos años hasta que las grandes superficies se la cargaron

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, es verdad. Y también me han nombrado Llobregat, en la C/Gerona, frente a La Glacial, donde ahora está el IVVSA.

      Eliminar
  3. Y "Martín", en la esquina de la calle Bailén, enfrente del Teatro Principal. Era papelería en la planta baja y librería en el sótano. Como anécdota os diré que el hijo del propietario se llamaba Martín Martín Martín, vaya tela...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, es verdad: me acuerdo del dueño que era un hombre así, delgado y con gafas. Pues igual hoy no le hubieran dejado en el Registro ponerle tanto Martín (al cubo) pobre chico, jajaa.

      Eliminar
  4. Sois unos genios ambos. Me gusta mucho el artículo al igual que las librerías. Y como soy mucho de olores, me quedo con el característico de las librerías. Cuando era pequeño cuidaba mis libros de forma que tardaran lo máximo posible en perder ese olor a nuevo, a libro, a imprenta.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hombreee, otro de mis geniooos! yo en este caso no he hecho casi nada, algunas fotos y batallar con el editor de blogger que al final casi me puede jajaja. Pues sí, el olor a nuevo es también uno de mis preferidos, la combinación de papel y tinta no la tienen los ebooks...

      Eliminar
  5. Bueno y la canción también es culpa mía, jeje.

    ResponderEliminar
  6. Entrañable, nostalgico y toda una leccion amigo Alacantí. Gracias

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ...la que nos ha dado Rubén cn su magnifico texto. Gracias a ti.

      Eliminar
  7. Siempre es un placer hacer algo a tu lado, porque siempre das más de lo que recibes ;-)

    ResponderEliminar
  8. y la llibreria lux no se si ha tancat la anore molt

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si ha estat fins no fa massa (un any més o menys) al carrer Quintana i ha tancat...

      Eliminar
  9. Magnífico artículo, a los dos. Ah! y de acuerdo con Rubén en lo de trabajar con paco

    ResponderEliminar
  10. Hola, paisans. Sóc un alacantí que viu a Catalunya des de fa molts, moltíssims anys i que s'enyora de la terra. Lector constant i irredent, recorde un parell de llibreries de vell que han sigut cabdals en la meua formació. Una era LUX, al carrer Major, amb l'amo de la qual m'unia (el vell, perle dels anys '50-'60) una gra amistat. L?altra, que deu haver desaparegut al començament dels '60, era a la plaça Gabriel Miró ('placeta de Correus') i estava regentada per un vell republicà que tenia la seua tertúlia. Bér per la pàgina. Salut,
    Francesc J. Cuartero
    francesc.cuartero@uab.cat

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hooola: la llibreria Lux es va traslladar al C/Quintana molt a prop del mercat, fins que va desapareixer no fa massa. A prop de Gabriel Miró estava "Set i mig" pero també va desapareixer fa anys. Moltes gràcies per comentar.

      Eliminar

Si tienes que decir algo...escribe aquí y gracias por tus comentarios.