Hasta bien entrados los años 60 era un buen negocio construir para alquilar las viviendas y/o locales y obtener una buena renta por ello. Pero debido a la antigua Ley de Arrendamientos Urbanos, los alquileres eran inamovibles y los inquilinos no podían hacer ninguna reforma en la casa, so pena de que les aumentaran la cuantía o de que incluso los echaran a la calle. Todo ello, motivó que el parque de viviendas en alquiler fuera envejeciendo porque a los dueños, no les resultaba rentable invertir en mantener el edificio, llegando un momento en que al contrario, dejaban que la construcción se arruinase, única manera de deshacerse del "bicho" y derribar y vender para construir. Eso propició que una gran cantidad de edificios de poca altura, chalets e incuso palacetes fueran demolidos para levantar nuevos bloques mucho más grandes que los anteriores ya que las ordenanzas así lo permitían.
Pero si los edificios estaban construidos con todo su volumen, esa operación ya era más dificultosa porque había muchos más inquilinos, la estructura estaba en buen estado y además en casi todos los casos la superficie aprovechable que permitía el nuevo PGOU, era mucho menor que lo que había edificado.
Y de este último caso nos ocupamos en este artículo. A raíz de la burbuja inmobiliaria, se fue gestando una serie de operaciones para vender parte o la totalidad de aquellos y obtener un beneficio inmediato. El proceso fue facilitado por el desalojo de las viviendas por parte de sus moradores debido a muchas causas: su envejecimiento (que muchas veces imposibilitaba el acceso a las viviendas, en muchos casos sin ascensor), cambio voluntario de vivienda a otra de mejor calidad, fallecimiento, etc... En otros casos, se inició un proceso de negociación con los inquilinos que subsistían pagando indemnizaciones, vendiéndoles la vivienda, favoreciendo el retorno o incluso regalándoles una nueva en el mismo edificio o en otra fase, aunque fuera de menor tamaño.
Una vez resuelto el asunto de los pisos vacíos, se reformó total o parcialmente el edificio, cambiando instalaciones, poniendo o mejorando el ascensor existente y por supuesto una buena restauración de la fachada, que todo entra por la vista.
Y aquí es cuando viene la explicación del asterisco (*) porque muchos de los promotores lograron vender las viviendas, pero...a los que les cogió a medio camino la crisis han vuelto por optar a alquilar: exactamente como antes.
Y aquí os traigo algunos casos de las reformas de edificios:
C/San Ignacio de Loyola 9-11 y Antonio Maura 30. La parte renovada totalmente y vendida como nueva promoción, fue la de la esquina. Como se aprecia en la foto, el resto sigue aún sin rehabilitar y posiblemente con un elevado % de inquilinos.
Doctor Ayela 19. Presuntamente del mismo arquitecto (Miguel López) y propietarios que el edificio que hay justo bajo esta frase, todos ellos con ascensor (muy raro para la época y alturas), viviendas de gran calidad y amplia superficie.
C/García Gutiérrez 36-42, Agost 28, Gral Elizaicin 20. En este caso, de las 5 secciones que constaba el edificio, se llegó a renovar totalmente la que aparece en la segunda foto y se derribó la esquina con Gral Elizaicin que así se ha quedado.
San Pablo 53 (la renovada y vendida por pisos como nueva promoción) y 55 con la que la anterior forma una unidad catastral.
C/Sevilla 42. En este caso, se pasó de tener una vivienda por planta a 2.
C/Navas 32. En la planta baja está el Ateneo y anteriormente las 4 primeras eran unas dependencias de Almacenes Marhuenda que ahora se han convertido en viviendas.
Rafael Terol 21 y 28. En el primero de los casos, la transformación de la fachada ha sido total.
Para amenizar con música la entrada, voy a poner una canción señera de ese gran dúo de compositores que fueron Hal David y Burt Bacharach cuya musa fue durante muchos años Dionne Warwick que nos canta A House is Not a Home donde nos recalca mediante esta bonita melodía y su preciosa voz que: "una casa no es un hogar".
Buen artículo, amigo Alacantí. Has estado muy correcto. Entre las desgracias que apuntas al principio de tu artículo, sucedió una que nunca debiera, cual fue el "asesinato" del Edificio Bergé. Intente comprarlo para rehabilitarlo y el propietario mayoritario, con el que me reuní una docena de veces, pedía el oro y el moro y lo "dejó caer" con el consentimiento de todos los que debieran haberlo impedido. Un abrazo-e.
ResponderEliminarEse fue uno de los escasos ejemplos en que no se cumplía lo la difícil sustitución de edificios de gran tamaño ya que a pesar de serlo fue fulminado para ser sustituido por esa cosa que hicieron...Otro e-abrazo.
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