Opuestos y vecinos

Ambos situados en la C/Reyes Católicos. Uno en el nº 26 y el otro enfrente, en el nº 31. Además de la ubicación, ambos tienen en común que están dedicados a oficinas.

El edificio acristalado y con planchas rojas, es de 1999 y comercialmente, se le dió el nombre de Rex, el otro es el edificio Joaquin Costa (ya que cuando se proyectó, la calle se llamaba así), es de 1925. Al menos la fachada y partes del interior, son obra de Juan Vidal Ramos, el famoso arquitecto alicantino, que proyectó una serie de viviendas dedicadas a la burguesía alicantina, lo cual nunca he llegado a entender. No me refiero solamente a este edificio, sino a los pocos situados en el entorno del Ensanche Sur de la ciudad. Este Ensanche, fue concebido inicialmente con carácter residencial, pero la realidad devino otra, ya que al estar cerca del puerto y de las estaciones de ferrocarril y delimitado por las vías de enlace entre ambas, de estas con el puerto y el barranco de Benalúa, fue tomando un caracter industrial, que conservó, hasta bien entrado los años 80, en que los numerosos almacenes, fueron sustituyéndose por las edificaciones actuales, destinadas a la clase media-alta alicantina y auspiciada por su céntrica situación. Pero hasta bien entrados los años 70 y salpicando, lo que era un verdadero polígono industrial, surgieron una serie de edificios, normalmente destinados a una clase con cierto poder económico, que se trasladó a vivir a un entorno sucio, incómodo, sobre todo por su carácter industrial.

Si difíicil es entender que alguien se traslade a vivir allí en los años 60 o 70, mucho menos se comprende que en 1925 como es el caso,(o en 1929 en el caso del edificio Anta-Barrios, frente a la estación de Madrid) se hiciera lo mismo. Es como si hoy en día, se alzara un edificio de viviendas de lujo, enmedio del Pla de la Vallonga.

El tener una altura desmesurada y muchos vecinos para cuando se construyó y estar en perfecto estado, hizo que el edificio se conservara intacto hasta los años 90 en que se logró desalojarlo. Si se hubiera derribado, la profundidad de edificación hubiera sido menor por el PGOU aún vigente, por lo que se decidió vaciarlo parcialmente y restructurarlo, dedicándolo a oficinas, uso que tiene actualmente. En la última exposición del nuevo PGOU, se había decidido declararlo dentro del catálogo de edificios protegibles.