Y con este título, inicio una serie de entradas con imágenes de todos los tiempos que ya no volverán a verse. Diversas razones hará que sea muy difícil volver a contemplarlas, en otro casos será simplemente imposible, aunque bien es verdad que imposible no hay casi nada, pero vamos...
En este caso os presento al edificio de oficinas situado en pleno Casco Antiguo, concretamente en la C/Mayor 22 con fachadas a C/San Francisco Javier y Pórtico de Ansaldo. Levantado en 1981 sobre el solar resultante de la demolición de un antiguo edificio donde estuvo situada mucho tiempo la mítica tienda de Tapicerías Ytier, propiedad del que fue alcalde de Alicante, José Abad Gosálbez (de 1966 a 1970), emporio de cosas para el hogar y que contaba con un expositor de alfombras que me asombraba cuando era pequeño. Recuerdo algunos detalles de la fachada de la tienda, de mármol travertino, una marquesina que la rodeaba y unas letras troqueladas en forja con iluminación interior.
El resultado de la sustitución fue este edificio, que (debo confesarlo) he criticado alguna vez que otra, para mí siempre fue un "festival de balcones" hecho al estilo que se supone que debe construirse en un entorno de edificios históricos, pero que no respetaba las proporciones hueco-vano, ni las alturas de forjado que tienen sus vecinos. El tiempo hace que cambien las cosas y cada vez me gusta más. Por lo menos es mucho mejor que los pastiches que se están haciendo impunemente en todo este entorno, donde se prefiere renovar imitando que conservar y rehabilitar.
El caso es que esta imagen no se volverá a ver (por lo menos en unos cuantos años) porque el edificio contiguo, ya se ha levantado y oculta la fachada de la C/San Francisco Javier. Fue breve pero bueno el tiempo de luz de que disfrutaron (la calle tiene 1,80 m de anchura media).
Y en este tipo de entradas, intentaré poner música lo más actual posible, esté o no relacionada con el artículo. En este caso vamos con el portoriqueño Don Omar y su Taboo, versión de la famosa Lambada...
En ese edificio tuve la primera oficina de Vallhermoso S.A. en Alicante en el 87, unos meses, enseguida nos marchamos al octavo piso de Rambla 16, encima de la sastrería y enfrente del Bar Los Italianos.
ResponderEliminarYo estoy contigo en que rehabilitar copiando y mal, no es lo que debiera permitirse. O se rehabilita tal cual o se construye acorde a los materiales y a la arquitectura de la época en que se construye.
Grato recuerdo ha sido, para mi, traer este edificio aquí quew siendo moderno ya tiene sus casi 25 años.
La música *****, como siempre.
Y toda la enredadera de cables?
ResponderEliminarEnrique. si hacemos caso de lo que dice el catastro, es de 1981, es decir que ha cumplido ¡¡¡30 años!!! y al parecer la fachada está perfecta.
ResponderEliminarAnónimo: lo de siempre, la maraña nos devora. Y eso que en esa calle se eliminaron algunos recientemente, pero en esta zona se agrava la cosa al estar suspendidos así, por la obra.
Recuerdo haber estado un par de veces en alguna oficina. Allí estuvo la agencia de desarrollo local en la época de Julio de España.
ResponderEliminarAbruma un poco tanto balcón en un entorno tan concentrado pero es una sensación similar a la de algunos "palazzi" en Venecia, con tanto trabajo ornamental en sus laterales que parece más para darle bronca al vecino de enfrente que otra cosa. O sin ir más lejos el palacio Salvetti que tenía ese lateral abierto hacia su finca vecina y tanto debate ha generado por ese atropello urbanístico en el patio.
O (salvando las distancias kilométricas en cuanto a comparación) los remates de los rascacielos neoyorkinos, que se hacían para que el propietario aprobase el proyecto porque lo veía en la maqueta a la altura de los ojos, pero que en la realidad no se podían ver desde la calle, dada la altura a la que están.
ResponderEliminarPero al final a King Kong le sirvieron para trepar y deleitarse con los remates mientras sacudía aviones...
ResponderEliminar*
Sí,al final todas esas consrtucciones tenían mucho de vanagloria del duerño, porque muchos detalles ni se pueden apreciar o quedan muy ocultos.