LOS CINCUENTONES CLÁSICOS I

Frente a las corrientes racionalistas de los años 30, reflejadas en la mayor parte de los casos tan sólo de forma superficial en numerosos edificios alicantinos construidos hasta principios de la década siguiente, a partir de 1939 se buscará imponer, siguiendo las pautas marcadas por los teóricos del régimen, un estilo “nacional” que rescate y rememore las arquitecturas de la España del Siglo de Oro teniendo como principales modelos las construcciones de Herrera, Gómez de Mora y Villanueva, tachándose lo que hasta ahora se hacía de “herético revolucionario (…) judaico, proletario uniforme y sin fronteras” (Giménez Caballero: “Arte y Estado”, 1935. Tras la contienda será uno de los principales valedores de la arquitectura de los Austria como patrón de la nueva “arquitectura imperial española”).

Edificio Vitalicio. Teniente coronel Chápuli 1 y Rambla. Juan Vidal Ramos y Julio Ruíz Olmos. 1943

Edificio Banesto. C/Bilbao 1-Portal de Elche y Rambla. 1952. Julio Ruíz Olmos.

Edificio CAM (Antiguos almacenes El Águila). Rambla 15, 1948. Miguel López.

Casa de la Festa (Antiguo Banco Hispanoamericano). Rambla 29-Teniente Álvarez Soto-Bailén. 1952.

Edificio La Equitativa - Fundación Rosillo. Bailén 29 y Teniente Álvarez Soto 6. 1945. Miguel López y otro.

Sin embargo, no existirá, debido a la debilidad de la ideología del régimen recién impuesto que toma “prestada” y sin mucho convencimiento la falangista para amoldarla a sus intereses, una arquitectura única para toda España. En Alicante, los arquitectos que no habían sido depurados, privados de licencia para seguir realizando su actividad profesional o directamente obligados a exiliarse, buscarían amoldarse a los modos de construir impuestos desde los centros de poder, además de tener que batallar contra la carestía de materiales o la escasez de mano de obra cualificada, rescatando técnicas y materias primas hacía mucho tiempo superadas. Se emplea así un lenguaje indefinido, más cercano al racionalismo que en otras zonas del país, aunque camuflado detrás de pináculos, frontones, balaustradas, recercados de huecos o apilastrados en muchas ocasiones fuera de escala y de contexto, y desprovistos en la mayoría de los casos de su significado y función estructural, lo cual ocasiona que, aún pretendiendo grandeza, rectitud, e incluso transmitir sensación de suntuosidad, dichos recursos quedan reducidos a una simple caricatura sobrepuesta a una construcción austera y netamente autárquica, llevada a cabo de la forma más económica posible. Varios factores pudieron, además, contribuir a este panorama, entre ellos la distancia entre Alicante y el centro del poder político o el escaso poder económico de la burguesía alicantina.

Constitución 4. 1956

Constitución 6 (Antiguo Banco Central).1949. Luis de Sala y María.

Alcalde Suárez Llanos Pio XII e Isaac Albéniz. 1951

San Mateo 3,5,6,7 y 9 y San Pablo 4.1950

Padre Esplá 1,3,5,7 y 9 Pio XII y San Mateo 4,6 y 8. 1956

Isaac Albéniz 3, Pio XII 6 y 7 y General Eilizaicin 4. 1949

Pio XII 2 y Treinta de Marzo. 1950

San Carlos 75 y 77. 1949

Salvando los últimos estertores racionalistas de posguerra del tramo bajo de la Rambla, desaparecerán los chaflanes resueltos con curvas y formas aerodinámicas, las barandillas horizontales tubulares, las ventanas corridas, las terrazas voladas y las pérgolas y solariums en cubiertas, reemplazadas por edificios con estricta simetría y accesos centralizados recercados por pilastras y rematados con frontones, voladizos de forja, huecos severamente moldurados y estrictamente seriados, cúpulas y hasta chapiteles en edificios de viviendas.

Conjunto de edificios de la Plaza del Ayuntamiento. Finalizado sobre 1965. Miguel López.

Capitán Meca 2 y 4-Altamira y San Fernando. 1951.

Explanada 14 y San Fernando. Antiguas viviendas del Ministerio del Aire. 1952.

Los edificios oficiales, de gran severidad y limitados recursos, se concentrarán en tres sectores principales: nueva plaza del Ayuntamiento, plaza de la Montañeta y Ensanche, la mayor parte de ellos a cargo de Miguel López, que, curiosamente, proyectaría los edificios de los “vencedores” en el lenguaje de los “vencidos” (fundamentalmente la plaza del Ayuntamiento, que no hace apenas concesiones a los accesorios superfluos, aunque también son de destacar pequeñas intervenciones como la Cruz de los Caídos). Este panorama arquitectónico se prolongaría hasta principios de los años 60, donde operaciones como la comunicación de la Rambla con Alfonso el Sabio, acompañados del levantamiento del bloqueo a España y el crecimiento económico a partir de 1959, e incluso la irrupción de una generación de nuevos arquitectos, darían el impulso definitivo al movimiento moderno en Alicante, aunque quizás no entendido ni empleado de la mejor manera. Pero eso ya es otra historia.

Castaños 5, Gerona 11 y Barón de Finestrat. 1952. Sobreelevación posterior.

Paseo Gadea 8 y San Fernando. Aumento de plantas y reforma de fachadas sobre un edificio anterior. 1954.

Ángel Lozano 18 y Alfonso el Sabio. 1952.

Edificio La Unión y el Fénix. San Fernando 19, Rambla 2 y Explanada. 1949. Juan Vidal Ramos y J. Ruíz Olmos.

En aquellos años tan difíciles de posguerra, con las dificultades de las que todos hemos oido hablar, la música evidentemente era una válvula de escape muy necesaria. No sólo las verbenas o las actuaciones en teatros o en la plaza de toros eran importantes, sino la radio, esa gran amiga para muchos de los lectores de este blog. Y una de las canciones que más sonaban en aquellos años 50, era sin duda "La televisión" de una insinuante Lolita Garrido, que contaba la pronta llegada de la caja tonta, sucesora (aunque afortunadamente no la ha sustituido) de la propia radio. Como siempre, si la queréis oir, hay que pinchar en el título.

J.D. NAVARRO Y ELKIKO